sábado, 26 de febrero de 2022

poema del libro museo de la clase obrera de Juan Carlos Mestre


 


 

 

las patatas enterradas en un cuadro de joan miró 

se convierten en pájaros escondidos bajo la lana en el fondo de un tambor 

esas lluvias dormidas no necesitan una silla para trabajar sentadas 

dicen finas palabras con ojos de gallina mientras soplan el polvillo de las lentejas

dicen santa es la miel santa la miel vieja que no espera ninguna desgracia en la casa dormida

solamente una vez durante toda la vida sale la estrella a platicar con los carneros que no tienen apellido 

la noche está patas arriba y los insignificantes con nariz de gancho van a la sinagoga a llorar por la destrucción del templo

la madre los afeita bajo el impermeable con piel de fruta 

se rasuran el mentón y los pelillos de las orejas 

vienen los ratones con los bolsillos llenos de piedrecitas y garbanzos a volcar los candiles 

ohhhhh                      ahhhhhh                    ohhhhhh

cómo picotean allí dentro sus blancos zapatos de lejía y azúcar

en la última fila apoyados en el hombro de la nieve muerta preguntan a qué vendrá pentecostés 

a frotar con aceite los huertecillos con baldosas de oro a amarse bajo las colchas de cama

qué caminata por la corona de los reyes

solo por hacer algo cruza cada uno su noche y el dedo de los anillos les dice pasa 

allí está giorgio que detestaba las flores y amaba los frutos 

allí las criaturas de apollinaire tirando desde la torre eiffel huevos a los alemanes 

moishe                moishe                              moishe

las patatas azules enterradas en los lienzos de joan miró lloran porque han perdido los resguardos

será que lo hacen porque la hermosura no se puede comprar sino cambiarse por otra belleza

la nodriza y el herrero han cerrado sus ojos y ahora se las arreglan sin beber 

sobre el jabón mojado juegan las niñas que han comprado una vela

a la hora de la siesta las patatas escuchan música y se sirven pastelitos tricolor

todos los días son el día de todos los santos 

los caballos comen fríjoles y las pensiones se llenan por un rato de mujeres y hombres a la manera de josephine baker

amén por los que al mondar las patatas escuchan alguna palabra de su madre 

amén por los que con una mínima inclinación de cabeza dejan a dios con la boca abierta

la lluvia no tiene dinero los corderos no tienen dinero los fuegos artificiales no tienen dinero

igual desciende la bendición sobre sus propósitos

igual el ruiseñor mira a la trompeta por el rabillo del ojo y las esposas y los huéspedes de la revolución industrial quedan pensativos

ohhhhhh                  ahhhhhh                 ohhhhhh

no es necesario caerle bien a la gente basta con no interrumpir el trabajo del mar acariciarle el pelo a la democracia

eso sueñan las patatas bajo el arroz con pollo que se sirven los lanzadores de béisbol después de morderse la lengua 

las patatas se bajan de los taxis de cartón y simplemente entran en restaurantes carísimos llenos de obreros graduándose y apodos bastante lindos

y el hombre que se mantenía al margen de todo se gira para decir no encuentro mi cartera 

y el hombre que se negaba a ver se da la vuelta para declarar por primera vez ¡te amo!

tal vez no para siempre esta felicidad es para ti 

ohhhhhh                ahhhhhh                   ohhhhhh

las patatas enterradas en un lienzo de joan miró



 del libro museo de la clase obrera Juan Carlos Mestre